Aún impactado por la marcha del amigo me negaba a escribir unas líneas o decir algo, en las horas que pasaron lentas y silenciosas luego de conocer vía las rrss la infausta noticia que se colocaba por todos lados, pero resistia con impaciencia, mirando a cada momento que llegara ese mensaje con la etiqueta fake news.

Nada de eso pasó y todo empezó a hacer confusión en mi cabeza. Said con el que conversaba a veces de lo humano y lo divino, de las jergas periodísticas en los escenarios deportivos, tratando de acomodar lo que estaba en desorden a punta de teclear, a veces lanzando un chiste hasta pasado de tono, pues se había marchado de un sopetón.

Ni tuvo tiempo de avisar, o bueno no apartamos tiempo de despedirnos, porque es que nadie quiere despedir a un amigo en esa circunstancias. En estos tiempos de tristes despedidas de amigos y familiares que migran en busca de un mejor destino, también emigró el colega y hasta el compañero siempre listo para escanciar un buen aperitivo. Una marcha que arruga el alma.

Se fue Said Moanach, con ese nombre con toque de árabe que lo distinguió como lo hizo con la acidez de su pluma para decir las cosas tan directas que a veces asustaba al más pintado. De fino humor y sin dejar de ponerle el toque taurino a sus comentarios, «el mataor» se marcha muy temprano.

Un requiém por el alma del pana que se adelantó, al que le recordaré con tristeza, nada de eso, porque si bien en medio de este torrente de situaciones adversas que golpean el diario vivir, él mantuvo su fe y esperanza intacta, y esas ganas de salirle «al toro» cada día en procura del sostén de su hogar.

A Said le recordaré, como seguro también lo harán sus amigos, los que compartieron buenos momentos en su trajin profesional, por ahí en las recochas y cada compartir, en sus caminatas por la Libertador, en ese ir y venir por La Ermita y su dominio de la zona desde su ventanal, por sus dialogos amplios y abiertos de cualquier tema, y del amor que prodigo a sus padres, y su descendencia.

Qué vainas Moanach, el fake news que esperaba se publicará en las redes nunca llegó y ahí comprendí y acepté qe habías partido.

Said, se fue a ver los toros desde la barrera celestial

y como tu decías ¡ que Dios reparta suerte!