ESPECIAL. (DIARIO OLÉ).- Aunque no haya recuperado el nivel alto de funcionamiento con el que se consagró campeón en la Liga Profesional de 2023, River se sostiene en sus números. Los registros, muy buenos, son de hecho los que usó Martín Demichelis el viernes, después de la primera derrota de la temporada, para responder sobre el juego de su equipo.
Son muchas las marcas positivas que obtuvo el entrenador desde que asumió a fines de 2022, pero no todas las estadísticas le dan a favor. Hay una, especialmente, que acaso represente la principal deuda del ciclo hasta acá. Y que volverá a ponerse en juego este martes, cuando el CARP haga su presentación en esta edición de la Copa Libertadores en San Cristóbal, Venezuela, contra Deportivo Táchira: le cuesta, y mucho, cuando sale de los límites del AMBA para jugar de visitante. Y, aún más, fuera del país.
Sí, River jugó hasta ahora 14 partidos en condición de visitante fuera de Capital Federal y el área metropolitana de Buenos Aires y apenas ganó dos: el primero de toda la era, contra Central Córdoba en Santiago del Estero (2-0) y aquel 1-0 a Newell’s en Rosario. Ese triunfo agónico en el Marcelo Bielsa con el gol de Pablo Solari, el 16/4/23, fue el último lejos de casa: pasaron 351 días, casi un año redondo. Después, la performance se repartió equitativamente en seis empates y seis derrotas: 12 puntos sobre 42 en juego (con 18 goles a favor y 26 en contra), un 28,5% de efectividad. Un porcentaje que baja a nivel internacional: ¡8,3%! producto de un empate y tres derrotas (cuatro GF, 11 GE) cuando pasó por migraciones en la última Libertadores.
River necesita empezar a revertir esa racha, esta vez contra un rival de menor jerarquía como es el Táchira pero con el cansancio a cuestas de una travesía de casi medio día que arrancó este domingo a las 9 de la mañana con el vuelo chárter a Cúcuta y siguió con el viaje vespertino por tierra entre montañas para cruzar la frontera y llegar a San Cristóbal. Si al equipo le cuesta jugar lejos, este martes desde las 21.30 se presentará en el escenario más remoto que le tocará visitar por los porotos en todo el ciclo.
Desde ya que la Copa Libertadores también se trata de hacerse muy fuerte en casa y River lo es. Por caso, en el Monumental, donde el año pasado llegó a un récord histórico de 20 triunfos consecutivos, el equipo de Demichelis demostró nivel para pelear la Copa: no por nada en 2023 les ganó -y les ganó muy bien- en el Liberti a los tres semifinalistas de la CL que enfrentó (Boca por la Liga, Fluminense e Inter), incluido el campeón. Pero claro, para hacer valer esa supremacía en Núñez la producción como visitante tiene que ser un sostén y para River no lo fue en una Copa en la que no sólo no ganó en el extranjero sino que jugó muy por debajo de sus posibilidades y, sobre todo, sin el aplomo ni la inteligencia de un equipo copero: ni en la altura de La Paz, ni en Río de Janeiro (el 1-5 a manos de Flu fue la derrota más abultada de la era pero también de toda la historia del club en la competencia internacional), ni en Lima ni en Porto Alegre logró hacer pie.
Esta vez, con un grupo que asoma un poco más amable y que le deparará posteriores viajes a Asunción para enfrentar a Libertad y a Montevideo para cruzarse con Nacional, necesita de a poco empezar a acomodar sus números lejos de casa, acaso los peores de un ciclo que se hace fuerte en las estadísticas. Este martes, en Venezuela, el primer vencimiento de deuda externa a pagar…