Nelson Altuve.

El ciclista tachirense Edwin Torres es el nuevo dueño de la mejor marca de la hora en pista al rodar 47 kilómetros con 834 metros en 60 minutos dando 142  vueltas al óvalo del velódromo J.J Mora Figueroa de San Cristóbal.
Torres rompe la marca que había implantado el también tachirense Justo Galavis (45.410) el 12 de diciembre de 1986 y lo supera en 2 kmts y 422 mts.
El nacido en Santa Ana del Táchira consigue la hazaña el sábado 4 de marzo del 2023 en una maltrecha pista y en medio de la oscuridad reinante en el escenario mundialista que adolece de alumbrado. 

NACIDOS PARA LA BICICLETA 

Hugo Hernández.

No había querido borrar la foto de Edwin Torres y Timoteo Paredes por ese presentimiento que te dice “estos van a lograr algo importante”. Así que la conservé en los archivos de mi computadora y fue propicia para aderezar estas cortas líneas luego de lo conseguido el sábado en el Velódromo de Pueblo Nuevo, por uno de esos “compinches”..  

Así como en aquella pista de 2013, en esos juegos nacionales, se ve a este par de mozalbetes otear el futuro a través de ese lente de, yo no sé qué marca, hoy tuve la oportunidad de observar a uno de ellos rodar a más de 47 kilómetros, tratando de saldar una deuda  con su mentor.  

 En sus declaraciones, después de la hazaña del sábado, un más fornido Edwin Torres lo describió como un compromiso con Justo Galaviz y no sabemos si ese sentimiento lo acompañó durante la penumbra de las 142 vueltas. Si esa ansiedad, transformada en fuerza rebelde lo mantuvo concentrado, tratando de conseguir respuesta a tantos intentos, a vanas oportunidades y a promesas no cumplidas.  

El sábado 4 de marzo se sucedieron muchas imágenes que nos recordaron una finalización de Vuelta al Táchira. Periodistas, locutores, trabajadores de los nuevos medios, dos speakers con mucha experiencia, por no llamarlos maestros de ceremonia, personajes de la política buscando oxígeno, improvisaciones de última hora para tratar de revivir una torre de alumbrado que nos permitiera ver por donde transitaba el ciclista, unas instalaciones deplorables y vergonzosas donde la gente tuvo que recurrir al monte y a los rincones para hacer sus necesidades pero, eso sí, un entusiasmo y una asistencia de público que sorprendió hasta al propio nuevo recordman de la hora.