San Cristóbal.- Ni que cayeran del cielo los ángeles y arcángeles, o que Pallarés de la noche a la mañana se convirtiera en mago, menos con todos los dedos de las manos y de los pies cruzados, se iba a dar “el milagro” que la plantilla aurinegra, fanáticos y medios de comunicación rogaban para que el Deportivo Táchira avanzará a octavos de Copa Libertadores de América.
Y es que con tantos errores, pifias y horrores en el terreno de juego, es cuesta arriba que un equipo se levante y pueda conseguir algo más que un gol que genere ánimo y así poder aspirar a trascender en una vitrina como es la Libertadores. Mientras se siga de esa forma y la dirigencia aurinegra mantenga su tacañería para no contratar elementos de mayor peso futbolístico, es harto difícil pasar el umbral a octavos de final.
Como ocurrió en el 2021, el Deportivo Táchira “tropezó de nuevo con la misma piedra”. El aurinegro chocó contra sus propias imprecisiones en cada jugada, con los crasos errores en el arco, las angustias de una zona defensiva que le ganaron en velocidad, y por eso cometieron horrores de marca que provocaron la andanada de goles.
Frente a un Palmeiras en grado superlativo era una misión casi imposible hasta para el agente 007. Y aunque los jugadores del Táchira lo intentaron, el miedo fue corriendo por sus venas desde el mismo inició y tal como ocurrió en Pueblo Nuevo llegaron los goles en la misma cantidad y cuando el “verdolaga” decidía apretar.
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No hubo respuestas concretas y algunas tímidas y escasas reacciones fueron dilapidadas por los mismos jugadores del “carrusel”; ni las ganas de Maurice Cova ni de Francisco Flores para levantar el juego y empujar a sus jugadores contra el arco rival hicieron que se logrará el ansiado “milagro”.
A esa goleada (4-1) para ahondar más en la llaga, en Guayaquil los del Emelec le daban una dosis a Independiente Petrolero (7-0), dejándolos electrocutados, lo que despejó el panorama del grupo A, con brasileños y ecuatorianos entrando con sobrados méritos en la ronda de octavos.
No hay excusas. y como también ocurrió en el 2021, el “atigrado” se eliminó solito. Errores y más horrores en el juego, en la conformación de la plantilla; hubo casos de jugadores que no aportaron nada, salvo contadas excepciones se salvan del nuevo desastre en esta cita copera para la cual no estaba hecho ni en la pasada ni en esta temporada este Deportivo Táchira con tan rácana y timorata plantilla.
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A Táchira le queda como consuelo la Copa Sudamericana y si hay algún poquito de suerte que el sorteo sea benévolo y le depare un rival a su medida, para al menos eliminar el tufo que dejó su paso por la Libertadores, un torneo que le volvió a quedar muy grande.